Por primera vez, en 1968, una ciudad latinoamericana, Ciudad de México, albergó la celebración de unos juegos olímpicos de verano de la era moderna. En buena medida, la designación supuso un respaldo a la capacidad organizativa de México como país. Hasta entonces ningún estado en vías de desarrollo había organizado unas olimpiadas. Los Juegos fueron inaugurados de 12 de octubre de 1968 por el presidente de México, Díaz Ordaz. Concurrieron 112 estados y, por primera vez, las dos Alemanias participaron por separado. Desde el punto de vista deportivo fueron un éxito considerable. Probablemente el hito deportivo principal por el que han sido recordados durante décadas fue por la plusmarca en salto de longitud obtenida por Bob Beamon. Las extraordinarias condiciones físicas para el salto de este atleta norteamericano se conjugaron con el efecto beneficioso de la altitud sobre el nivel del mar de Ciudad de México, casi 2300 metros. De hecho este record (8,90 metros) solamente fue batido casi 23 años después por Mike Powel (8,95 metros) en la final del mundial de atletismo celebrado en Tokio en 1991.
sábado, 21 de julio de 2012
Verano de historias olímpicas: Ciudad de México (1968) (I); el salto de Bob Beamon y la Matanza en la Plaza de las Tres Culturas
Por primera vez, en 1968, una ciudad latinoamericana, Ciudad de México, albergó la celebración de unos juegos olímpicos de verano de la era moderna. En buena medida, la designación supuso un respaldo a la capacidad organizativa de México como país. Hasta entonces ningún estado en vías de desarrollo había organizado unas olimpiadas. Los Juegos fueron inaugurados de 12 de octubre de 1968 por el presidente de México, Díaz Ordaz. Concurrieron 112 estados y, por primera vez, las dos Alemanias participaron por separado. Desde el punto de vista deportivo fueron un éxito considerable. Probablemente el hito deportivo principal por el que han sido recordados durante décadas fue por la plusmarca en salto de longitud obtenida por Bob Beamon. Las extraordinarias condiciones físicas para el salto de este atleta norteamericano se conjugaron con el efecto beneficioso de la altitud sobre el nivel del mar de Ciudad de México, casi 2300 metros. De hecho este record (8,90 metros) solamente fue batido casi 23 años después por Mike Powel (8,95 metros) en la final del mundial de atletismo celebrado en Tokio en 1991.
El rostro triunfal de los Juegos tuvo su revés en los gravísimos incidentes acaecidos apenas diez días antes de la inauguación. En los meses anteriores a la celebración de los Juegos un amplio movimiento de protesta estudiantil, principalmente de universitarios del Instituto Politécnico Nacional de Ciudad de México y la Universidad Nacional Autónoma de México, adquirió una notable notoriedad. No se trataba de un movimiento ideológicamente homogéneo, pero sí de orientación progresista y antiautoritario, en términos similares al movimiento francés de Mayo de 1968. En el caso mexicano, además, los jóvenes mostraban su malestar por la estructura social y política del país, controlada desde hacía décadas por el partido gubernamental, el PRI.
El día 2 de octubre, en una concentración en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, se produjo una matanza. El batallón paramilitar Olimpia disparó indiscriminadamente contra los jóvenes concentrados. La primera versión gubernamental cifró en una veintena el número de muertos pero versiones oficiosas diversas elevaron considerablemente esta cifra, según las fuentes más creíbles, entre 70 y 300. En 2005 la fiscalía abrió diligencias sobre el particular y, de hecho, en 2006 se llegó a solicitar la detención del ex presidente de México, que en aquellos momentos era el máximo responsable de seguridad, Luis Echevarría. Desde 2011 el 2 de octubre es celebrado como día de duelo nacional en México.
Publicado por Luis Miguel Acosta en 11:13
Etiquetas: Beamon, Ciudad de México, deporte, juegos olímpicos, matanza, México, Plaza de las Tres Culturas
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