domingo, 26 de agosto de 2012

Vísteme despacio que tengo prisa: historias automovilísticas; Louis Renault y el nazismo

Las vacaciones se aproximan a su final y el próximo curso está ahí, cerca. Cerramos el ciclo Verano de historias olímpicas, dedicado al deporte y que tanto interés ha merecido por parte de muchos de nuestros seguidores, y a muy pocas semanas ya de que Historia_a_por_Todas regrese a sus quehaceres de apoyo al estudio de nuestros propios estudiantes, nos damos margen para otro ciclo de relatos de historia centrados en temas de interés sugeridos. Sí, "vísteme despacio que tengo prisa", porque en estos días nos vamos de historias automovilísticas asombrosas, estirando las vacaciones, y empezamos con el fundador de una de las más conocidas empresas automovilísticas mundiales actuales: Louis Renault.

Pocos saben que la actual empresa automovilística Renault ha sido durante muchos años, desde 1945, una empresa pública del Estado francés nacionalizada pocas semanas después de que el país fuese liberado de la ocupación nazi. En momentos de revancha entre franceses, quienes fueron acusados de colaboracionismo con la Alemania nazi corrieron mala suerte. Algunos fueron simple ajusticiados, en plazas y calles; otros sufrieron persecución judicial y fueron condenados a distintas penas. Entre los que "perdieron" por la guerra en Francia estuvo Louis Renault. Hoy Renault es una empresa con mayoría de capital privada pero donde aún el Estado francés tiene una participación minoritaria. 


La historia de Louis Renault es la de un pionero en la automoción en Europa. Con apenas 21 años construyó su primer vehículo a partir de la adición de una rueda al triciclo De Dión y añadiéndole una tansmisión al vehículo, caja de tres velocidades y marcha atrás. Fue, además de pionero y creativo, un aventurero. Participó en las primeras carreras deportivas de coches y los Juegos Olímpicos de 1900. Pero no se quedó unicamente. Su espíritu de aventura y gusto por el riesgo también le llevó al mundo de los negocios. Junto a sus hermanos Marcel  y Fernand fundó Renault frères (Hermanos Renault) en 1900, aunque en apenas ocho años acabó convirtiéndose en el propietario único de la empresa. 

Lo que empezó siendo una pequeña empresa mecánica de apenas 60 trabajadores en 1900 se convirtió en apenas 30 años en un emporio de la industria automovilística francesa y europea que empleaba a unos 20000 trabajadores. El éxito de Louis Renault se basaba en la incorporación a la automoción de muchos de los más modernos métodos organizativos del trabajo -por ejemplo el fordismo- y adelantos tecnológicos a sus productos. Fue de los primeros productores de carros de combate y el apoyo de su empresa fue decisivo para la victoria de Francia en la Primera Guerra Mundial. Los años veinte y treinta fueron de gran prosperidad del negocio y de rivalidad con otros constructores, en su caso especialmente con André Citröen. No obstante, cuando Citröen vendió su negocio a mediados de los treinta a Michelin, Louis Renault se convirtió en la referencia principal de la potentísima industria francesa del motor.


La ocupación alemana de Francia tras el armisticio de 1940 afectó a la empresa Renault. Sus fábricas pasaron a esta bajo administración del III Reich. Es aquí donde las versiones sobre el papel de Louis Renault difieren. Para la Resistencia, Louis Renault fue un entusiasta colaboracionista que puso sus medios industriales al servicio de la Alemania nazi. Renault produjo camiones y reparó tanques para el Ejército alemán (la Wehrmacht). Incluso se benefició de relaciones familiares con el gobieno colaboracionista de la Francia de Vichy. Para él y su familia -que aún hoy intenta su restablecimiento público- esa colaboración fue forzada, en contra de su voluntad, estando él ya gravemente enfermo. Lo cierto es que fue encarcelado en el verano de 1944 y a los pocos meses, en octubre de ese mismo año, murió en prisión. La empresa fue nacionalizada el 1 de enero de 1945. 

Años después su familia prosigue su lucha por reivindicar la figura del fundador del imperio automovilístico. En el terreno económico, el objetivo ha sido conseguir una indemnización por la expropiación de 1945. Tras años de batalla judicial, el pronunciamiento de la Justicia francesa le ha resultado adverso. No obstante, con independencia del interés económico o no de los nietos de Louis Renault lo cierto es que esta historia reabre aún el fantasma del colaboracionismo de buena parte de la sociedad francesa con la ocupación nazi, en parte silenciada y pública e interesadamente reducida a una élite de la sociedad de aquella época.

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