viernes, 7 de marzo de 2008

Elecciones generales: 1977 y 2008



El próximo domingo día 9 de marzo se celebran elecciones generales en España. En ellas, casi millones de españoles y españolas van a elegir a los miembros del parlamento español (Cortes Generales) bicameral (Congreso de los Diputados y Senado). Serán posteriormente los diputados elegidos, 350, quienes elegirán al Presidente del Gobierno. Aunque la campaña electoral que vivimos transmite la apariencia de una elección presidencial, el sistema político español es una monarquía parlamentaria.

Hace más de 30 años se celebraron las primeras elecciones generales tras la Dictadura de Franco. En aquella ocasión también hubo campaña electoral y los partidos políticos de entonces, alguno ya desaparecido, como el venceder, Unión de Centro Democrático (UCD), también editaron sus spots electorales en los espacios gratuitos de TVE. Entonces como el próximo domingo día 9 de marzo, se eligieron los miembros del parlamento español (Cortes Generales), bicameral (Congreso de los Diputados y Senado). Entonces como hoy, la propaganda política da la apariencia de que se trata de una elección presidencial directa, pero no es así. España es una monarquía parlamentaria y sólo una de las dos cámaras, el Congreso de los Diputados, elige al Presidente del Gobierno, no necesariamente que recaer tal cargo en el líder del partido que obtenga más votos electorales o mayor número de escaños, aunque desde la Transición hasta nuestros día, en España no se ha elegido un Presidente del Gobierno que no haya sido líder del partido con mayor número de votos y diputados, como tampoco, a diferencia de otros estados o el caso de comunidades autónomas, se ha formado gobiernos de coalición, es decir, gobiernos cuyos miembros pertenecen a dos o más grupos políticos diferentes.

Hoy, a diferencia de entonces, los partidos políticos emplean mensajes electorales más elaborados y adaptados a argumentos de significación social. Se recurre ya abiertamente a la publicidad negativa, es decir, a subrayar el demérito o algún atributo negativo del partido adversario. Editamos algunos que, acabadas las elecciones, ya comentaremos en clase.






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