domingo, 11 de marzo de 2012

Los hombres de Hitler en "El Hundimiento": Wilhelm Keitel


Seguimos viendo El Hundimiento (Hirschbiegel, 2004). Según avanzamos, según conocemos más y mejor el importante papel que nos toca interpretar en momentos históricos tan decisivos, más nos interesamos por la historia de Hitler en sus últimos días de vida que son, a su vez, los últimos también del lII Reich y su ensoñación criminal. Para desarrollar bien la tarea de la WebQuest que nos ocupa, La secretaria de Hitler,  es importantísimo que nos situemos en el papel de Hitler, en la visión e interpretación podía tener en esos momentos de los acontecimientos por él vividos y protagonizados en las últimas décadas.

Hitler y su obra, el III Reich, difícilmente puede entenderse disociada de la labor de sus más estrechos colaboradores. Los estamos viendo, algunos -no todos-, en los últimos días del régimen, refugiados en el búnker de la Cancillería de Berlín. Hemos visto ya qué papel interpretó Speer, el ministro de Armamento y uno de los pocos altísimos dirigentes nazis juzgados en Nuremberg que se salvó de la condena a muerte, y ahora centramos nuestra atención en otro también relevante: Wilhelm Keitel. El documental Guerreros de Hitler. Keitel, el lacayo (Hitler's Warriors. Keitel The Lackey) nos aporta una visión muy completa de este personaje.

Su trascendencia histórica está íntimamente asociada a la firma de la rendición del Ejército alemán ante el Ejército Rojo el 9 de mayo de 1945, pocos días después de la muerte de Hitler. Keitel asumió ese vergonzoso papel, aportando aparente solemnidad a un acto que, en si mismo, era el reconocimiento de la absoluta derrota de la Alemania nazi en una guerra mundial total que ella misma desencadenó. Keitel fue uno de los generales más incompetentes de Hitler. Su ascenso, en buena medida, se justificó por su capacidad de adulación, de adherirse acríticamente a las propuestas bélicas de Hitler, curiosamente la cabeza de un régimen militarista pero carente de formación militar de carrera.


Keitel tuvo peor suerte de Speer. Fue condenado a muerte en Nuremberg y finalmente ejecutado por ahorcamiento.

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