miércoles, 27 de julio de 2011

"OTAN de entrada no"

Fuente: Archivo de la Democracia. Universidad de Alicante

Retomamos nuestra serie de frases famosas de la historia política de España de los últimos cincuenta años, y lo hacemos nuevamente recurriendo a la transición democrática, a un lema que hizo furor cuando se planteó el ingreso de España en la OTAN entre 1981 y 1982: "OTAN de entrada NO". El indudable éxito de la frase, muy pegadiza y sonora, se torno en muy polémica y criticada cuando su principal promotor, el PSOE, que la empleó para exigir la convocatoria de un referéndum para que los españoles se pronuciasen sobre la conveniencia del ingreso desde una posición propia de oposición, cambió ésta para justificar el referéndum, ya en el gobierno, para ratificar el ingreso ya realizado.

Probablemente pocas piruetas políticas han sido más arriesgadas y al mismo tiempo más efectivas. En 1981, cuando el gobierno de UCD presidido por Leopoldo Calvo Sotelo propuso el ingreso de España en la OTAN, el sentimiento de oposición a la política de bloques de la Guerra Fría era muy fuerte en España. También estaba muy cercana en el tiempo la colaboración de EE.UU. con la España de Franco, colaboración que ayudó aún más si cabe para que el sentimiento antiamericano de la izquierda española fuese muy marcado. A diferencia del deseado y no alcanzado ingreso en la CEE (antecedente de la actual Unión Europea), que era respaldado por izquierda, centro y derecha, la OTAN era vista más como una amenaza que como un logro o una garantía de seguridad para gran parte de la sociedad española. Calvo Sotelo, con apoyo en su propio partido, UCD, pero también de AP, CiU y PNV, logró el visto bueno para el ingreso. Pero la izquierda, que convocó con gran éxito manifestaciones populares -la más multitudinaria e histórica, la celebrada en Ciudad Universitaria de Madrid-, aunque no pudo evitar el ingreso, sí prometió revisar la decisión de llegar al poder. El PSOE de hecho concretó el compromiso en la celebración, si llegaba al poder -posibilidad que se veía entonces como muy probable-, convocaría un referéndum. La posición del PSOE era claramente antiatlantista, que no necesariamente antioccidentalista, a diferencia de otros grupos políticos de la izquierda como, por ejemplo, el PCE, que rechazaban cualquier tipo de colaboración con EE.UU. También fueron aquellos años de otro lema muy célebre sobre el particular, "OTAN no, bases fuera", éste más propio de las concentraciones de protesta ante las mismas bases americanas de Torrejón, Rota, Zaragoza... Eran años de dificultad y no siempre de acuerdo interno entre los partidos españoles de cómo llevar las relaciones exteriores, principalmente con EE.UU. Un reciente libro, El amigo americano, de Charles Powell (2011), ahonda en ese marco político diplomático complejo.


Una vez el PSOE logró la abrumadora victoria electoral de octubre de 1982, pasó de la oposición al gobierno. La promesa de convocar el referéndum se pospuso años, aunque al final sí se produjo, en marzo de 1986. El gobierno socialista se presentó entonces como defensor de la permanencia, eso sí, bajo unas condiciones (desnuclearización, salida negociada de los americanos de las bases y exclusión de pertenencia de la estructura militar). La posición prácticamente cambió, en poco menos de cuatro años, de la oposición más frontal a la aceptación con algunas condiciones aceptables por los aliados. Del "OTAN de entrada no", popularmente se reconoció el paso a un "OTAN de salida tampoco".

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