Seguimos con nuestra serie de magnicidios, y hoy reparamos en el secuestro y asesinato del dirigente político italiano Aldo Moro. La acción terrorista fue perpetrada en 1978 por la organización Brigadas Rojas, grupo de extrema izquierda.
El secuestro de Aldo Moro –Primer Ministro en dos periodos (1963-1968 y 1974-1976)- fue espectacular, en pleno centro de Roma, cuando el político se dirigía al Congreso de los Diputados para participar en una votación decisiva: la moción de confianza del gobierno de Giulio Andreotti, democristiano, y que por primera vez en la Historia de Italia iba a contar con el apoyo del Partido Comunista Italiano (PCI).
Este acto era una materialización del denominado Compromesso Storico (Compromiso Histórico), un proyecto político de colaboración entre el partido de Moro, la Democracia Cristiana, en el poder desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y el PCI de Berlinguer, entonces el partido comunista más fuerte de toda Europa occidental. Se pretendía que las dos principales fuerzas políticas italianas afrontasen juntas la grave crisis económica, política y social que sufría Italia en los setenta. Esta propuesta, no obstante, era vista con reticencia por algunos sectores dentro de los dos grandes partidos políticos italianos y los grupos políticos extremistas, tanto de izquierda como de derecha.
Las circunstancias del secuestro aún no están del todo aclaradas. Los terroristas propusieron la libertad del político a cambio de la libertad de algunos de los miembros de su organización que estaban encarcelados. Durante el cautiverio, Aldo Moro envió varias cartas en las que pedía a las autoridades italianas que accedieran a la pretensión de los terroristas, propuesta que fue en todo momento descartada por el Gobierno. Los terroristas asesinaron a Moro y abandonaron su cuerpo en el maletero de un coche, en Roma. Los funerales fueron oficiados por el Papa Pablo VI, quien sin éxito intentó actuar como intermediario con los terroristas para salvar la vida del político.
Hay diversas interpretaciones para el más famoso atentado político de la posguerra mundial en Italia: incluso se ha especulado con la complicidad de la logia masónica P2 o la propia participación de la CIA, infiltrada en la organización terrorista, que pretendia desbaratar la colaboración política entre sus aliados democristianos en Italia y los eurocomunistas de Belinguer. Esta historia ha sido llevada al cine. Destacamos una película relativamente reciente, Buenos días, noches (Buongiorno, notte, Bellocchio, 2003), algunas de cuyas imágenes podemos ver en este propio post. Se trata de una película muy polémica aún y poco conocida en España.
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