sábado, 5 de abril de 2008

Adolfo Suárez


Ahora que estamos ya estudiando "en profundidad" la Transición Democrática, es difícil referirse a esa etapa de la Historia de España sin hacerlo a Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno entre julio de 1976 y febrero de 1981.

Adolfo Suárez cuando llega a la Presidencia del Gobierno es un hombre joven, apenas 43 años, pero con una dilatada vida política en el régimen franquista. Abulense de nacimiento, su ascenso político se lo debió en gran medida a la protección de Fernando Herrero Tejedor, falangista miembro del Opus Dei, y que había defendido en su momento con energía la candidatura de don Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco. Entre otros cargos, Adolfo Suárez fue Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento Nacional en Segovia y Director General de TVE a principios de los setenta. De esa época data el inicio de una relación fluida y cordial con el entonces Principe de España, don Juan Carlos de Borbón, cuya imagen cuidó especialmente.

A la muerte de Franco, entró a formar parte del primer gobierno de la Monarquía, gobierno presidido por Arias Navarro pero en el que el Rey impuso la entrada de algunos reformistas como Areilza o Fraga. En ese gobierno, Adolfo Suárez ocupó el cargo de Ministro Secretario del Movimiento Nacional. Meses después, en julio de 1976, fue nombrado Presidente del Gobierno por el Rey tras una maniobra hábil en la que contó con la complicidad de Torcuato Fernández Miranda para que el nombre del joven ministro apareciese en la terna de candidatos propuesta por el Consejo del Reino, de entre los cuales el Rey debía escoger uno.



Su nombramiento produjo una gran decepción entre la oposición democrática pues se desconocía que este joven político tan vinculado al Movimiento Nacional y que no se había precisamente significado como reformista, pudiese liderar el proceso político de cambio. Sí lo hizo: en apenas unos meses logró impulsar el proceso de reforma político por el cual desde el régimen franquista fue posible la convocatoria de elecciones generales pluripartidistas democráticas en junio de 1977 tras la aprobación por las Cortes Españolas de la Ley para la Reforma Política y posterior ratificación en referéndum.

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