viernes, 19 de abril de 2013

La historia de dos besos: Breznev-Honecker y Gobarchev-Honecker; y seguimos viendo y comentando Good Bye, Lenin!


Tres días de clase con Good Bye, Lenin! (Becker, 2003) y nos falta muy muy pero que muy poco para terminar de ver la película. Sorpresa final asegurada. Good Bye, Lenin! tiene la virtud, buen humor y emociones fuertes aparte, de facilitarnos mucha muchísima información sobre las considerables diferencias existentes entre la economía planificada socialista característica de los países del bloque soviético, simbolizada en la República Democrática Alemana, y la capitalista, la que acaba imponiéndose en la Alemania oriental desde la caída del régimen comunista, apenas unos meses antes de la reunificación. David y José Luis, los profesores de prácticas, nos han ayudado mucho y bien a procesar esos datos económicos contenidos en la película, y otros más, políticos y sociales. Hoy, además de constituirse ya los grupos de trabajo para la realización de la tarea colaborativa de la Webquest Good Bye, Lenin, además, vamos a contestar una batería de preguntas cortas sobre el contenido histórico de la película. Las compartimos aquí.




Y algo más. Entre las imágenes que hemos visto estos días hay algunas muy sorprendentes. TAl vez una de las que más nos ha llamado la atención ha sido la del "beso" entre los máximos dirigentes de la URSS, Breznev, y la RDA, Honecker, todo un símbolo de la amistad y solidaridad socialista entre los estados del bloque soviético en plena Guerra Fría. Curiosamente ese beso se produjo diez años antes de la caída del Muro de Berlín, o sea, en 1979, con ocasión de los actos de celebración del trigésimo aniversario de la fundación de la República Democrática Alemana. Una reproducción pictórica de ese beso fraternal por parte de Dimitri Vrubel sobre los restos que aún quedan en pie del Muro de Berlín constituye, a día de hoy, uno de los símbolos más populares de la época de la Guerra Fría en la ciudad. 


Fuente: Der Spiegel.

En 1989 la celebración del cuadragésimo aniversario fue bien diferente, aunque también hubo beso. Gorbachov, máximo dirigente soviético, lideraba en ese momento un proceso de reforma o cambio en su propio estado denominado Perestroika, reforma profunda del sistema socioeconómico y político que también quería extender a los restantes estados aliados del bloque soviético del Pacto de Varsovia. Uno de los dirigentes comunistas más reticentes a ese cambio era precisamente Honecker. Hubo beso, más frío, sin duda, y Honecker pagó caro esa frialdad, esa falta de compromiso con los cambios que venían de Moscú. Días después de los actos conmemorativos, espectacular desfile militar incluido y que se recoge en Good Bye, Lenin!, la crisis política de la RDA desembocó en la caída de Honecker y la apertura del Muro de Berlín, antesala de la Reunificación alemana y del final de la Guerra Fría.

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