Estas imágenes fueron las del año 1985 en España: en el Palacio Real de Madrid el Gobierno español firmaba el tratado de ingreso (Acta de Adhesión) de nuestro país en la entonces CEE (Comunidad Económica Europea), antecesora de nuestra actual Unión Europea. Fue en la tarde noche del día 12 de junio. Esa misma mañana, en Lisboa, Portugal también había suscrito formalmente su adhesión en un acto solemne. Portugal y España se convertían en los socios undécimo y duodécimo de un proyecto ya bastante avanzado de integración política y económica de Europa. Hoy en dos actos oficiales, uno en Lisboa, otro en Madrid, se conmemora la efemérides.
La España y la Portugal de entonces eran bien distintas a las actuales. Ambos estados ibéricos apenas hacía una década habían dejado atrás un pasado dictatorial y se abrían paso hacia un futuro democrático y de prosperidad junto a las principales naciones del occidente europeo. La Europa de entonces también era diferente. Aún sobre nuestro continente se cernía la Guerra Fría y muchos pueblos y naciones del este seguían, tras décadas, alejados del futuro común compartido ya por los europeos de libertad, democracia y progreso material.
25 años después, más allá de las incertidumbres y los problemas actuales que sufren ambas sociedades en la actualidad, resulta evidente la valoración extraordinariamente positiva de los efectos políticos, económicos y sociales del ingreso. Fondos europeos ayudaron a modernizar de forma acelerada sus estructuras productivas económicas; un sistema de valores más liberal y democrático se afianzó, tanto en el terreno de la iniciativa económica como en la construcción colaborativa de bases sólidas del estado del bienestar. Y algo aún más importante, tanto Portugal como España han contribuido al proceso de construcción europeo con decidido entusiasmo; también han acercado a la vieja Europa las realidades de América Latina a partir de los estrechísimos lazos de las antiguas metrópolis con los pueblos y estados de la región.
A fecha actual el iberismo, la propuesta política de unión entre España y Portugal a través de una federación, es un movimiento defendido por parte de las élites culturales de ambos estados y una parte muy importante de la población portuguesa y de regiones limítrofes españolas. Prácticamente la mitad de los portugueses y un tercio de los españoles estaría claramente a favor de un tipo de unión política. La realidad es que los vínculos económicos, sociales y culturales son cada vez más intensos, incluso en España donde históricamente se ha visto con más reticencia la colaboración. El proceso de construcción europeo puede dar un impulso decisivo a ese proceso entre dos estados y dos pueblos vecinos y amigos con un pasado profundamente común en la península Ibérica y los archipiélagos atlánticos. Entre quienes ya han apuntado la necesidad de esa integración libre y compartida: José Saramago.
1 comentario:
España y portugal juntos, buena idea!!! Ronaldo en la roja.
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