Uno de los pasos simbólicos de la Transición democrática española fue la legalización de la ikurriña, bandera y símbolo del nacionalismo vasco. Sucedio a principios de 1977 y supuso un paso hacia el reconocimiento del autogobierno vasco que concluyó con la aprobación del denominado Estatuto de autonomía de Guernica, actualmente vigente, en 1979. A través de él, y en el marco de la Constitución española de 1978, se reconocía el derecho al autogobierno de las provincias o territorios históricos de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, agrupados en una comunidad autónoma cuya denominación más habitual para los nacionalistas fue la de Euskadi, y para los no nacionalistas, País Vasco. Navarra, en donde una parte de la población compartía y comporte aún actualmente una voluntad de vínculo con el País Vasco, quedó fuera y se constituyó en una comunidad autónoma, la Comunidad Foral de Navarra, por voluntad de sus representantes políticos democráticamente elegidos. En todo caso, el actual estatuto autonómico vasco reconoce la opción y el derecho de los navarros, si lo desearan, de incorporarse a la Comunidad autónoma vasca de acuerdo al procedimiento establecido en la disposición transitoria cuarta de la actual constitución española.
Antes de la aprobación del Estatuto de Guernica, en el País Vasco el Gobierno reconoció provisionalmente la preautonomía vasca a través del denominado Consejo General Vasco. A diferencia de Cataluña, donde se produjo el restablecimiento del órgano de autogobierno anterior a la ocupación franquista, en el País Vasco no sucedió igual. El Gobierno vasco en el exilio, controlado por el PNV, se mantuvo en funciones hasta las primeras elecciones autonómicas vascas, aunque ya en ese momento más con un valor simbólico que ejecutivo. El País Vasco había contado con estatuto autonómico y gobierno propio durante unos meses en la zona republicana de la Guerra Civil, bajo la presidencia del miembro del PNV José Antonio Aguirre.
El Estatuto de Guernica fue aprobado por las Cortes Generales y ratificado por los vascos en referéndum. UCD y PSOE apoyaron el proyecto, al igual que el PNV -que lo negoció de modo muy directo-, entonces liderado por Xabier Arzallus. El PNV, que era la fuerza política principal, se había abstenido en el referendum constitucional por no considerar suficiente el reconocimiento que se hacía de los derechos históricos forales en él, sin aceptación interpretativa del derecho a la autodeterminación dentro del Estado español. ETA y su brazo político, Herri Batasuna, se opusó frontalmente al proceso autonómico vasco pues aspiraba a lograr la independencia por la fuerza e intensificó la actividad terrorista que ya había iniciado en el franquismo.
Al final, las elecciones autonómicas para la elección del primer Parlamento Vasco, se desarrollaron el día 19 de enero de 1980. La victoria fue para el Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV), que obtuvo 25 de los 60 diputados electos. La segunda posición parlamentaria fue para Herri Batasuna, que logró 11, seguida por el Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE), con 9 diputados, Unión de Centro Democrático (UCD), 6, y Euskadiko Ezquerra, también con 6 diputados. Por tanto, los nacionalistas, democráticos y no democráticos, gozaron de una amplísima mayoría parlamentaria. Como Herri Batasuna no asistió al Parlamento Vasco, el PNV, de facto, tuvo mayoría absoluta, y sin ninguna dificultad logró situar a su candidato Karlos Garaikoetxea como presidente vasco o lehendakari. De hecho, los nacionalistas del PNV han mantenido la dirección del gobierno vasco hasta las últimas elecciones de 2009, tras las cuales ha sido investido lehendakari el socialista Patxi López.
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