jueves, 16 de julio de 2009

"Siempre tendremos París": "Casablanca", la relación EE.UU.-Europa y la Segunda Guerra Mundial

La escena final de Casablanca (Michael Curtiz, 1942) es una invitación a ver, con casi total seguridad –opinión de la crítica incluida-, una de las cinco mejores películas de la Historia del Cine. Y Casablanca se asoma a HISTORIA_a_por_TODAS porque es una película de contenido histórico norteamericana producida en plena Segunda Guerra Mundial y que aporta escenario y argumentos que sustentan el paso dado por EE.UU. de apoyar directamente a los aliados en este conflicto. Y lo hace de forma magistral.

Casablanca relata la historia de Rick Blaine, un neoyorquino que casi por accidente, tras muchos desengaños, se asienta en el Protectorado francés de Marruecos administrado por la Francia colaboracionista de Vichy. Allí este neoyorquino regenta el local nocturno más conocido de Casablanca, el Café de Rick. La ciudad es paso de refugiados que quieren alcanzar América, nido de espías y de intrigas, un lugar donde la guerra lo domina todo durante uno de los momentos más decisivos del conflicto, cuando la suerte era especialmente adversa para los aliados. Y es aquí donde Rick –que representa según varias interpretaciones a los EE.UU, desengañados por la victoria militar pero fracaso diplomático de la Primera Guerra Mundial, con una sociedad profundamente dividida, aún traumatizada por el recuerdo inmediato de la Gran Depresión- se reencuentra con su ex amante del pasado de París, Ilsa Lund, que simboliza Europa: confundida, perseguida, temerosa, busca ayuda para huir pero para también para volver…
Casablanca despliega una pléyade de personajes extraordinarios que aportan a la película un significado simbólico, muchas veces polisémico, sutil las más, que atrapa y envuelve al espectador con conocimientos e inquietudes históricas, y al que no los tiene. El éxito de Casablanca durante 67 años, más allá de sus virtudes artísticas, por las interpretaciones geniales encabezadas por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, se debe a que, como muy bien señala González Casanova, proyecta "ante la visión del alma humano el arquetipo mítico del héroe como un modelo ético, según el cual, quien al principio se muestra reacio a cumplir su destino redentor y desciende a los infiernos de su culpa, lo acaba asumiendo, combativo, sacrificado y, al final, victorioso”.


Casablanca, igual que otras películas de este curso, como Rojos, Salvar al Soldado Ryan o El Hundimiento, será objeto de una Webquest de contenido histórico. Mientras eso sucede, pronto esperemos, José Luis Garci y su excelente programa ya desaparecido de TVE, Qué grande es el cine, nos ayuda a desentrañar las claves ocultas de la película, parte sólo, algunas históricas.

1 comentario:

Eduard dijo...

Vaya peliculón...