Llegan las vacaciones, en este caso de verano, y retomamos nuestras series de temas históricos. Hemos abordado con detenimiento algunos de los más famosos enterramientos y funerales de la Historia del siglo XX, y en las próximas semanas confiamos en hacer algo parecido con los magnicidios: el asesinato de aquellas personas especialmente relevantes desde el punto de vista público, “por su cargo o poder”. Ya hemos tratado algunos, como el del archiduque Francisco Fernando de Austria, causa inmediata de la Primera Guerra Mundial, o el archifamoso asesinato de John Kennedy en Dallas. Pero pretendemos ir a más, y no sólo saber más sobre los consumados, sino también sobre los frustrados. Y empezamos por uno perpetrado en uno de los países más prósperos y seguros del mundo, Suecia, pero que el día 28 de febrero de 1986 se sobresaltó con la noticia del asesinato de su primer ministro Olof Palme.
Olof Palme y su mujer paseaban por una céntrica calle de Estocolmo. Según el relato de algunos testigos un hombre se acercó a ambos y le disparó por la espalda al primero. Después hirió a su acompañante. Iban sin escolta. Olof Palme murió media hora después del atentado, en el hospital donde, herido, fue inmediatamente trasladado. Dos años después fue detenido un ciudadano sueco, Christer Petterson, como presunto autor del magnicidio. La justicia sueca, que en un principio lo había condenado, finalmente lo absolvió. De hecho, el asesinato de Palme sigue siendo uno de los crímenes más famosos sin esclarecer. Como en casos similares, ha surgido una pléyade de teorías conspirativas que intentarían proporcionar un móvil a un asesinato que conmocionó a la sociedad sueca y europea del momento. Suecia era entonces un estado neutral en Europa, como lo había sido tradicionalmente durante la Edad Contemporánea, en el contexto de un continente dividido en los bloques de la Guerra Fría. Olof Palme era, además de Primer Ministro de Suecia al frente del Partido Socialdemócrata Obrero de Suecia durante un largo periodo (1969-1976 y 1982-1986), uno de los dirigentes socialistas (socialdemócratas) europeos más prestigiosos y líder de la Internacional Socialista. A título de ejemplo, en relación con España, fue uno de los gobernantes más combativos con la Dictadura de Franco en sus últimos momentos.
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