martes, 15 de julio de 2008

Guerra Civil y represión (I): Badajoz y Paracuellos

El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.
Einstein


Este vídeo sobre los primeros días de la Guerra Civil en Andalucía nos introduce en el tratamiento que pretendemos de la represión durante la Guerra Civil Española. Se trata de un tema muy polémico donde lamentablemente siguen subsistiendo en exceso prejuicios ideológicos y políticos sobre la mera descripción e interpretación historiográfica de los hechos. La represión es un fenómeno lamentablemente muy presente en todas las guerras civiles. La Guerra Civil de 1936 a 1939 no fue una excepción. Sin que los estudios actualmente publicados se puedan elevar a definitivos, sí es razonable constatar ya que ésta afectó a aproximadamente 150.000 personas –entendiéndose por represión los muertos en la retaguardia en la guerra y la inmediata posguerra, o sea, fuera de las acciones de guerra en los frentes de batalla-, y cuya ejecución (muerte, asesinato...) se justifica básicamente por la adhesión y/o colaboración, supuesta o real, con el bando adversario.

No es nuestro ánimo de ser exhaustivos en la descripción de la represión, sino simplemente suscitar el interés y aproximar a lectores no especialistas, especialmente a estudiantes de enseñanza secundaria, a algunos de los sucesos de represión más relevantes. Hoy lo haremos con dos sucesos de 1936, uno en la retaguardia del bando nacional (la matanza de Badajoz); otro de la retaguardia del bando republicano (la matanza de Paracuellos de Jarama). Los medios audiovisuales que se emplean no son de producción propia y su inclusión no presupone por parte del autor que se comparta en su totalidad el contenido expuesto.


La batalla de Badajoz se produjo en agosto de 1936. Las fuerzas nacionales al mando de Yagüe, que avanzaban junto al conjunto del Ejército de Franco desde el sur, tomaron a sangre y fuego la ciudad de Badajoz, defendida con tenacidad por las milicias republicanas. La frontera portuguesa, cercana, no aseguraba en modo alguno una retaguardia segura para los republicanos pues el régimen de Salazar simpatizaba abiertamente con los rebeldes de Franco. El asalto final a la ciudad fue realizado por los legionarios, muchos de ellos marroquíes, y se caracterizó por su extremada dureza. Aunque las versiones son contradictorias, sí se puede coincidir en el hecho de que no sólo la toma de la ciudad fue especialmente cruenta, sino que los ocupantes desataron una dura represión de todos los elementos supuestamente izquierdistas de la ciudad. Cientos, según algunas estimaciones más de dos mil milicianos y vecinos fueron hacinados en la plaza de toros de la ciudad, y muchos de ellos fueron ejecutados sin mediar causa ni juicio. La responsabilidad de los hechos, atribuida por gran parte de la historiografía a Yague, fue denunciada en su momento por el periodista Jay Allen.


Otro hecho de represión que tuvo también mucha repercusión internacional fue la matanza de Paracuellos. En esta ocasión el hecho acaeció en noviembre de 1936 cuando en Madrid, asediada por las tropas nacionales, las autoridades republicanas acordaron no sólo la evacuación del Gobierno a la capital sino también la de millares de presos que estaban recluidos en la cárcel Modelo de Madrid, hoy edificio desaparecido y sobre el cual se levanta el edificio del Ejército del Aire, en Moncloa. Custodiados por milicianos, sin que todavía esté del todo clara la complicidad y/o responsabilidad de algunas autoridades de la Junta de Defensa de Madrid, entre ellas la de Santiago Carrillo, una gran parte de los detenidos fueron ejecutados en Torrejón y Paracuellos del Jarama. Hay dudas sobre el número exacto de víctimas de la matanza pero éste se puede situar en torno a los 2.000-3.000 o incluso algo superior, muchos de ellos oficiales del ejército sospechosos de militancia derechista, miembros del clero o incluso simples personas civiles de significación conservadora.

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