Volviendo al búnker, cuyos líderes más significados eran Girón de Velasco y Blas Piñar, muerto Franco, se opusieron de forma frontal a la aprobación de la Ley para la Reforma Política, tanto en las Cortes Españolas (noviembre de 1976) como en el referéndum popular convocado en diciembre de 1976, sin éxito alguno. Su principal grupo político fue Fuerza Nueva, convertido entonces en partido político. Varios grupos de extrema derecha franquista se presentaron a las primeras elecciones generales de 1977, y no obtuvieron ni siquiera un escaño. No sucedió igual en las elecciones de 1979 donde, aunque con un resultado muy pobre, sí lograron un escaño –Blas Piñar por Madrid- agrupados en Unión Nacional.
Durante la Transición la extrema derecha alentó varios intentos de golpe de estado militar y fomentó una estrategia callejera de tensión a través de sus jóvenes militantes, algunos de ellos imputados y condenados como autores de atentados como el de los abogados laboralistas de la Calle Atocha de Madrid (enero de 1977). Su programa se basaba fundamentalmente en la crítica de la reforma democrática, particularmente tras la aprobación de la Constitución de 1978, de la creación del estado de las autonomías. También criticó con dureza la supuesta debilidad del estado en la lucha contra ETA. Tras el Golpe de Estado de 1981, la extrema derecha en España sufre un proceso de profunda división y debilitamiento. Hasta la actualidad, ninguna de sus candidaturas ha obtenido representación parlamentaria, ni en las Cortes Generales ni en Parlamento autonómico alguno.
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