Cuatro sentimientos, marcados en mayor o menor medida por el miedo, simbolizan bien qué sucedió en España al concluir la Guerra Civil.
sábado, 15 de enero de 2011
Euforia. Como en todas las guerras, la euforia de quienes han ganado, la euforia de los que han arriesgado -y no poco- y han obtenido el éxito de haber vencido en la guerra, siempre relativo, especialmente cuando se trata de una guerra civil. También la euforia de los oportunistas. Las imágenes del documental de propaganda del bando nacional de la entrada de las tropas de Franco en Valencia al final de la Guerra son un buen ejemplo de la satisfacción con la que la España conservadora acoge la instauración del nuevo régimen.
Represión. También el miedo de todos los que sufren la represión, los vencidos, represión que empezó con la guerra siendo común a la retaguardia de ambos bandos pero que, lógicamente, al concluir, solamente la hubo ya con los republicanos vencidos. Este documental muy conocido y reciente, Las fosas del silencio (Armengau y Belis, 2003) nos aproxima a la represión de las tropas franquistas al entrar en el pueblo pacense de Zafra, en el verano de 1936, un ejemplo de lo que sucedió en otros tras la definitiva ocupación por parte de las tropas del bando nacional.
Exilio. Algunos de los que perdieron la guerra, para evitar la represión, algunos simplemente para evitar las consecuencias de un orden social y político que no comparten, partieron al extranjero. Aproximadamente medio millón de españoles se dirigen, con desigual suerte, a Francia, México, Argentina... El documental Exiliados, la España perdida, de Canal Sur, nos ayuda a seguir el rastro del exilio de miles de andaluces.
Y en mayor o menor medida, mucho silencio, especialmente de la gran masa de población menos politizada que, tras tanta destrucción material y sufrimiento humano, confiaban en la reconstrucción y el olvido.
Los vídeos anteriores marcan estos estados de ánimo, pero a nosotros, con vistas a la realización del trabajo "Franco con fiebre", nos interesa especialmente el de un Franco eufórico -pese a la fiebre- el último día de la Guerra, en Burgos, pocos días antes de entrar "triunfalmente" en Madrid, la última gran ciudad ocupada por sus tropas y capital del estado. No nos olvidemos de esta perspectiva, y la de un "supuesto" entrevistador, un periodista extranjero, que cada uno de los grupos de trabajo ya debe ir perfilando en sus características (nacionalidad, medio, ideología...). ¿Entrevista amable? ¿Menos amable?
Últimos días para aclarar términos, antes de la corrección presencial y en gran grupo de éstos en el aula.
Publicado por Luis Miguel Acosta en 21:48
Etiquetas: exilio republicano, Franco, Guerra Civil, trabajo colaborativo, Zafra
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario