viernes, 15 de octubre de 2010
¿Carlistas en las elecciones democráticas actuales? Sí, y no únicamente una fuerza política carlista. Estamos estudiando la Historia de España durante el siglo XIX y hemos reparado estos días, de forma especial, en las tres Guerras Carlistas. No vamos a entrar aquí en los detalles de las justificaciones de legitimación dinástica que llevaron a don Carlos, hermano de Fernando VII, y su descendencia, a defender la preeminencia de su rama de la familia Borbónica frente a la de Isabel, hija del rey Fernando VII, para ocupar el trono. Nos interesa de los carlistas, en cambio, su programa: defensa en buena medida del orden del Antiguo Régimen, la vinculación estrecha entre trono (monarquía) y religión católica (Iglesia), su programa social conservador, la defensa de los fueros territoriales frente a la centralización política del Estado liberal, principalmente en el caso del País Vasco y Navarra...
El carlismo mantuvo, pese a su debilidad creciente, un papel relevante en el discurrir político de la Restauración, la Dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República. Su protagonismo aumentó sobremanera gracias al apoyo decisivo que dieron sus milicias (requetés) al golpe de estado militar de julio de 1936. La suya fue una colaboración decisiva pero en parte crítica al régimen franquista en cuyo seno se les forzó a integrarse como una de las fuerzas que constituyeron el partido único de la dictadura, Falange Española Tradicionalista de las JONS.
En la Transición la diferencia entre las distintas ramas y pretendientes carlistas al trono fueron enormes. Una concentración carlista en Montejurra (Navarra, 1976) acabó con la muerte violenta de dos militantes carlistas. Incluso hubo un carlismo que ideológicamente podemos adscribir en la izquierda política. Hoy varios grupos políticos reivindican la herencia carlista. El sector vasconavarro socialista reivindica la continuidad del carlismo a través del Partido Carlista de Euskalherria (EKA). El carlismo progresista español se mantiene agrupado en gran medida a través del Partido Carlista. De otra parte, el carlismo tradicional conservador católico cuenta con su propia formación: la Comunión Tradicionalista Carlista.
Hace apenas unos días, el carlismo volvió a ser noticia con motivo de la muerte, en Barcelona, de Carlos Hugo Borbón, pretendiente carlista, afecto a la rama progresista.
Publicado por Luis Miguel Acosta en 18:23
Etiquetas: carlismo, Carlos Hugo de Borbón, franquismo, Guerra Civil, Historia de España, transición democrática
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