domingo, 4 de abril de 2010

"De Madrid al cielo": Cien Años de la Gran Vía


Todas las ciudades tienen una calle emblemática; y las de las grandes ciudades, son conocidas mundialmente. Madrid celebra los cien años de su calle más famosa: la Gran Vía. Gran Vía es también la denominación de calles principales en otras ciudades españolas, como Barcelona (Gran Vía de les Corts Catalanes), Valencia (Gran Vía del Marqués del Turia), Zaragoza (Paseo Gran Vía), Bilbao (Gran Vía Don Diego López de Haro) o Logroño (Rey Don Juan Carlos I).


Realmente la celebración de estos días lo que conmemora es el inicio de las obras, pues se tardó dos décadas para que la calle estuviese completada en todos sus tramos, desde la calle de Alcalá hasta la Plaza de España. El objetivo principal era unir los barrios de Argüelles y Salamanca-Retiro, sin necesidad de atravesar la Puerta del Sol y ascender por Preciados. La dificultad principal de la obra fue lograr, manteniéndose en unos casos las construcciones existentes, en otras derribándose, que la calle tuviese un ancho considerable, propio de un boulevard, aproximadamente 35 metros. El urbanismo caótico de los arrabales del Madrid en expansión del siglo XIX complicaron mucho la obra.

El primer tramo, entre Alcalá y Montera, se completó en 1915, y el último, entre Callao y Plaza de España, concluyó en 1929, si bien la entrega definitiva de la obra no se produjo hasta 1932, ya proclamada la Segunda República. De esta etapa final data probablemente el edificio más emblemático de la calle y uno de los símbolos de Madrid, al menos hasta mediados del siglo XX: la sede de Telefónica, que fue por su altura durante algunos años el rascacielos más alto de Europa. Otros edificios emblemáticos de la calle son el Metrópolis, en el número 1, Palacio de la Prensa, Madrid-París, sede de los más afamados grandes almacenes de España hasta los cincuenta, y los dos rascacielos erigidos en los años cincuenta en la Plaza de España: Torre Madrid y Edificio España.


Aunque construida por tramos, y denominada conforme a ellos en un principio, lo cierto es que la calle adoptó pronto una idea de singularidad. La historia de su denominación es reflejo de las alternacias políticas del país durante el siglo XX. Durante la Guerra Civil fue denominada, en todo o en parte, como Avenida de la CNT, de Rusia, de México o de la Unión Soviética, si bien los madrileños, con agudo sentido del humor, preferían denominarla Avenida de los obuses, en recuerdo de las muchas bombas que los nacionales lanzaron sobre la calle durante el asedio a la capital. Los franquistas la rebautizaron, dándole el nombre del fundador de Falange: Avenida de José Antonio. Pero los madrileños siempre la conocieron como Gran Vía, tanto así que la decisión del Ayuntamiento, en 1981, de elevar a oficial la denominación popular no generó apenas polémica.

Durante la Guerra Civil sufrió asedio. En la inmediata posguerra, su imagen se convirtió en el reflejo de una España triste, casi mísera, pero al mismo tiempo también reflejo de la vida social, cultural y de espectáculos de la capital, desde entonces y hasta ahora. Los años sesenta y setenta la convirtieron en exponente del desarrollo y especialmente de la modernidad creciente que adquiría el país. De hecho, hasta época muy reciente, era la calle que concentraba la mayoría y los mejores cines de la ciudad, aparte de algunos teatros, usos declinantes hoy día ante un concepto urbano de ocio nuevo al que ya la Gran Vía le cuesta adaptarse.


Quienes han vivido o viven en Madrid, es difícil que esta calle no le evoque recuerdos, nostálgicos tal vez. Las ciudades, y las calles, como la Gran Vía, viven, claro está, en la memoria de los que las recordamos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Madrid en el corazón siempre Madrid. Celia

Jorge (Los Cristianos) dijo...

Estuvo todo muy bien menos el potiqueo de ayeer. Madrid es de los madrileños y de los visitantes que la quieren

AMPARO dijo...

No perderse esto
http://www.elpais.com/especial/gran-via/un-dia-en-la-gran-via/