jueves, 21 de agosto de 2008

Catástrofes aéreas en España y política



Hace apenas unas horas un avión MD-82 de la compañía aérea Spanair se estrellaba a poco de despegar de las pistas del aeropuerto de Madrid. Su destino era el aeropuerto de Gran Canaria. Nunca llegó. Algo más de 150 muertos, la gran mayoría de los pasajeros y la tripulación íntegra del avión, perecían en el accidente.

A fecha y momento actual, parece descartarse casi totalmente que haya sido una catástrofe producida de forma intencional. Tras el 11S y el choque de dos aviones contra las Torres Gemelas de Nueva York, es difícil no sustraerse a la posibilidad de que nuevos atentados terroristas puedan ser las causas de los accidentes aéreos. Esa posibilidad, ¿ha sido contemplada en anteriores accidentes aéreos en España? ¿Ha habido polémica en torno a los accidentes aéreos que han afectado a España o a españoles?

Podríamos hacer una relación extensa, pero nos vamos a limitar a apuntar tres accidentes donde hubo implicaciones políticas o, al menos, se quisieron ver por parte de algunos.


En el aeropuerto de Los Rodeos de Tenerife, el día 27 de marzo de 1977 se produjo el que hasta ahora es considerado el accidente con mayor número de muertos de la Historia comercial mundial: dos aviones Boeing 747 de las compañías KLM y Pan Am chocaron en la pista en una aciega tarde de niebla muy cerrada. Hoy está demostrado de forma concluyente que el accidente se debió a fallo humano pero siempre quedará la duda de qué hubiese sucedido si dichos aviones no hubiesen operado en ese aeropuerto pues, a fin de cuentas, ése no era su destino. Horas antes, una pequeña bomba, atribuida al grupo independentista canario MPAIAC, había explotado en la terminal del aeropuerto de Gando, en Gran Canaria. Las autoridades, ante una nueva amenaza, decidieron desviar el tráfico áereo internacional al entonces pequeño aeropuerto de Los Rodeos, hoy Tenerife Norte.



También polémica provocó, en 1985 el choque de un avión de Iberia contra una antena de Euskal Telebista en el Monte Oiz, en las inmediaciones del aeropuerto de Sondica de Bilbao. En aquel momento ETA era una organización terrorista muy activa. Hubo quienes sospecharon que el avión había sufrido un atentado. Entre los fallecidos destacaba la presencia de algunos empresarios y dirigentes políticos, especialmente la de uno de los últimos ministros de Asuntos Exteriores de Franco, López-Bravo. Las investigaciones atribuyeron el siniestro a la concurrencia de varias causas, técnicas y fallo humano, y en modo alguno se demostró la posible responsabilidad de organización terrorista en el accidente.


En mayo de 2003 un avión Yak-42 se estrellaba en Turquía en el viaje de regreso de españoles destacados en una misión de paz en Afganistán. Murieron 62 militares españoles, además de la tripulación, de nacionalidad ucraniana. En este caso lo destacable fue la polémica política que se suscitó sobre la procedencia de que el Estado español contratase un servicio de estas características con una compañía ucraniana de dudosa confiabilidad. Más polémica incluso suscitó la detección de graves errores de identificación de las víctimas sobre el terreno. El tema es aún objeto de controversia judicial. Políticamente la polémica afectó al entonces ministro de Defensa, Federico Trillo.

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