"El caso Manolo Lama y el mendigo de Hamburgo" o de como desde las redes sociales se combate el sensacionalismo en televisión

Ayer celebramos el Día de Internet. La Red ha cambiado de forma radical la concepción de la comunicación y de la producción de conocimiento. Los enemigos de la libertad saben bien eso y, de hecho, allí donde ejercen el poder político, intentan poner barreras al acceso de sus ciudadanos a ella.

Hoy nuestra atención, en cambio, se centra en el uso de las redes sociales como cauce para movimientos sociales de crítica social. La emisión sorprendente de un reportaje sensacionalista del periodista deportivo Manolo Lama en el que se mofaba públicamente de un mendigo e incitaba a unos jóvenes seguidores del Atlético de Madrid a hacerlo, ha suscitado un movimiento masivo de rechazo en la red Facebook con más de 200.000 personas que han criticado el reportaje y pedido su cese como informador de televisión.

Ya era hora de que la opinión pública reaccionase ante hechos de estas características que, si bien sin la gravedad extrema de éste, son demasiado habituales en la televisión actual. Atentados contra la dignidad humana o incitaciones más o menos directas a la violencia son el menú que diversos programas de televisión "despachan" diariamente a millones y millones de espectadores. Nos alegra saber que ha habido una reacción oficial -que hay que seguir- y lamentar la falta de sensibilidad del medio de comunicación que parece no querer darse cuenta de la gravedad de los hechos, condenado como muy grave por las asociaciones de espectadores, de protección de indigentes y lucha contra la pobreza y que ha tenido una amplia repercusión en la prensa internacional.

En España pocos han sido los medios que han roto el pacto de silencio cómplice (probablemente por la mala conciencia por algunas de sus propias producciones que merecen accesit). No obstante, ha habido artículos de crítica, inteligentes y valientes, y que desde este modesto medio merecen nuestro reconocimiento, como blog orientado a la formación y la educación de nuestros jóvenes que, esperemos, vayan por caminos muy distintos a los de los energúmenos incitados por Manolo Lama en Hamburgo.

Joaquín Pérez-Azaústre: "El ridículo de Manolo Lama" (Diario de Sevilla, 18 de marzo de 2010)