jueves, 29 de abril de 2010

De "La vida de los otros"; la Stasi estaba allí...



Algo que resulta sorprendente en las dictaduras de cualquier signo es la semejanza que presentan sus estructuras represivas. Los nombres los podemos poner y son tantos, y tantos en el siglo XX: la Securitate de la Rumania de Ceaucescu, el KGB soviético, la DINA de Pinochet, la PIDE de Salazar en Portugal, la Gestapo, la Brigada Político-Social del franquismo y más y más... Y a poco que nos descuidemos, también algunas estructuras de control de países "democráticos", a veces, presentan algunas sospechosas semejanzas...

Hoy, no obstante, nuestro foco de atención se centra en una de ellas: la Stasi de la República Democrática Alemana. ¿Te imaginas un país de poco más de 10 millones de habitantes espiado por casi 300.000 de sus ciudadanos? Espías, muchos. Podía ser el cartero, la vecina del rellano, el compañero soldado, el profesor del instituto, el entrenador de fútbol, la compañera de la oficina... Tras la caída del régimen, su sede fue asaltada. Hoy es posible el acceso a sus gigantescos archivos. Y al hacerlo, miles de alemanes advirtieron la triste realidad de haber sido espiados hasta en sus más elementales actividades. El primero de los siguientes vídeo, real, muestra imágenes grabadas por la Stasi en espacios públicos poco antes de caer el régimen comunista.





Y el inmediatamente anterior se corresponde a una escena de la película La vida de los otros (Henckel-Donnersmack, 2006). Nos aproxima a la vida de un oficial de la Stasi, a la de algunos de sus agentes, algunos oportunistas, otros hombres desnortados que pronto descubren la esencia antinatural de sus actividades... Y claro está, también nos aproxima a la vida de los espiados. La última escena, incomprensible sin haber visto completa la película, resume una vida de quien por dignidad sufrió y perdona...

domingo, 25 de abril de 2010

Hace 36 años de la Revolución de los claveles; y de la caída del Salazarismo

Portugal tiene una historia del siglo XX marcada por el salazarismo, una dictadura reaccionaria que marcó aún más si cabe la situación de retraso social y económico que vivía el país. Aunque Oliveira Salazar murió en 1970, la dictadura se prolongó aún cuatro años más. Hace justo 36, una sublevación militar de oficiales del ejército y con amplio apoyo popular derrocaron el régimen y dieron paso a un proceso revolucionario que, meses después, desembocó en la celebración de unas elecciones y el establecimiento de un régimen democrático parlamentario. Hace apenas unos meses Historia_a_por_todas trató con cierto detenimiento la conocida como Revolución de los Claveles.
La dictadura salazarista se caracterizó por su carácter autoritario y conservador. Se asentó en el firme apoyo de la alta burguesía, parte de las clases medias, los propietarios rurales y la Iglesia, y la indiferencia resignada de una población que en su mayoría era pobre. Resuelto y fiel aliado de Gran Bretaña, Salazar supo dar una apariencia de democracia formal a un régimen autocrático que asumió algunos elementos del corporativismo fascista. Discreto aliado de Franco, apoyó a éste durante la Guerra Civil.
Como podemos ver a través de los documentales oficiales de la época, Salazar supo dar a su régimen una apariencia de modernización tecnocrática, que apenas podía disimular el gran atraso que sufría el país en comparación con el resto de Europa. Las guerras coloniales, en Ángola, en Mozambique, en Guinea..., debilitaron sobremanera al régimen salazarista si bien la caída de éste fue posterior a la muerte de su fundador y máximo dirigente.

domingo, 18 de abril de 2010

Catástrofes volcánicas del siglo XX: Monte Pelée y Nevado del Ruiz; y de las tres últimas erupciones de Canarias

Un volcán en Islandia, el Eyjafjalla, entró en erupción hace unos días. El ingente volumen de las emisiones de cenizas a la atmósfera forzó hace ya unos días al cierre del espacio aéreo de algunos países europeos. Se trata de una medida de precaución motivada por los efectos que puede tener las partículas de ceniza en los motores y el fuselaje de los aviones. Igual que ha acaecido con anterioridad con otras grandes erupciones volcánicas, se prevé un impacto climático para los próximos meses consistente en un moderado descenso de la temperatura del planeta.

Por fortuna, a fecha actual, esta erupción no ha producido muertes. No ha sucedido así con otras erupciones durante el pasado siglo XX. Una de las más devastadoras de la humanidad fue la de Monte Pelée, en Martinica, que en 1902 produjo la muerte de unas 30.000 personas y destruyó la ciudad de Saint Pierre. También fue muy devastadora la erupción de Nevado del Ruiz, en Colombia, en 1984, donde el número de fallecidos, en este caso básicamente como consecuencia de la súbita fundición del hielo del glaciar del volcán, ascendió a 25.000 personas. Un alud de lodo inmenso sepultó el pueblo de Armero. Entre las víctimas estaba la niña Omayra Sánchez, cuya trágica muerte adquirió notoriedad mediática mundial ante la imposibilidad material de rescatarla del lugar donde se encontraba atrapada.


En España también ha habido tres erupciones en el siglo XX, todas ellas en Canarias. En 1909 acaeció la del volcán Chinyero, en Tenerife; y en 1949 y 1971, dos en La Palma, la de los volcanes San Juan y Teneguía respectivamente.

sábado, 10 de abril de 2010

Cincuenta años de la muerte de Gregorio Marañón; y de su exposición en la Biblioteca Nacional

Médico, científico, historiador..., Gregorio Marañón es uno de los grandes intelectuales españoles del siglo XX, miembro de la denominada Edad de Plata de la cultura española. Su trayectoria pública y académica es representativa de las contradiciones politicos de los demócratas y liberales de una época y un país dominado por el extremismo político, de lo que se ha venido a llamar la Tercera España. Marañón se opuso a la Dictadura de Primo de Rivera, formó parte del grupo de hombres de la cultura española que acogió con entusiasmo la llegada de la Segunda República, con la que se comprometió pública y políticamente. Durante ésta, la Guerra Civil y la posguerra, se alejó de las posiciones extremista, que criticó duramente. Al poco de iniciarse la guerra, se exilió en América Latina (Brasil, Argentina...), de donde regresó para establecerse definitivamente en España en 1942 tras ser rehabilitado por la dictadura franquista de su pasado republicano. Alejado de una posición de protagonismo político, esos últimos años los dedicó a la investigación científica y la medicina, además de seguir cultivando su afición profunda por las ciencias sociales, la historia y el pensamiento filosófico. Da nombre a uno de los grandes hospitales de Madrid.

La obra de Gregorio Marañón es impresionante en extensión y calidad. Nosotros, tal vez por razón tal vez de nuestra dedicación profesional, destacamos quizá su estudio histórico más clasico y conocido: El Conde-Duque de Olivares. La pasión de mandar. Fue escrito en 1936 y sigue siendo una aportación interesante para comprender la crisis de la Monarquía de los Austrias en el siglo XVII en España, especialmente las revueltas de 1640 que acabaron, por ejemplo, con la independencia definitiva de Portugal y la efímera y reversible de Cataluña.

En la Biblioteca Nacional, los Reyes de España inauguraron el pasado día 23 de marzo una exposición dedicada a su figura. Permanecerá abierta hasta el día 6 de junio. Su legado cultural es actualmente gestionado por la fundación que lleva su nombre.

domingo, 4 de abril de 2010

"De Madrid al cielo": Cien Años de la Gran Vía


Todas las ciudades tienen una calle emblemática; y las de las grandes ciudades, son conocidas mundialmente. Madrid celebra los cien años de su calle más famosa: la Gran Vía. Gran Vía es también la denominación de calles principales en otras ciudades españolas, como Barcelona (Gran Vía de les Corts Catalanes), Valencia (Gran Vía del Marqués del Turia), Zaragoza (Paseo Gran Vía), Bilbao (Gran Vía Don Diego López de Haro) o Logroño (Rey Don Juan Carlos I).


Realmente la celebración de estos días lo que conmemora es el inicio de las obras, pues se tardó dos décadas para que la calle estuviese completada en todos sus tramos, desde la calle de Alcalá hasta la Plaza de España. El objetivo principal era unir los barrios de Argüelles y Salamanca-Retiro, sin necesidad de atravesar la Puerta del Sol y ascender por Preciados. La dificultad principal de la obra fue lograr, manteniéndose en unos casos las construcciones existentes, en otras derribándose, que la calle tuviese un ancho considerable, propio de un boulevard, aproximadamente 35 metros. El urbanismo caótico de los arrabales del Madrid en expansión del siglo XIX complicaron mucho la obra.

El primer tramo, entre Alcalá y Montera, se completó en 1915, y el último, entre Callao y Plaza de España, concluyó en 1929, si bien la entrega definitiva de la obra no se produjo hasta 1932, ya proclamada la Segunda República. De esta etapa final data probablemente el edificio más emblemático de la calle y uno de los símbolos de Madrid, al menos hasta mediados del siglo XX: la sede de Telefónica, que fue por su altura durante algunos años el rascacielos más alto de Europa. Otros edificios emblemáticos de la calle son el Metrópolis, en el número 1, Palacio de la Prensa, Madrid-París, sede de los más afamados grandes almacenes de España hasta los cincuenta, y los dos rascacielos erigidos en los años cincuenta en la Plaza de España: Torre Madrid y Edificio España.


Aunque construida por tramos, y denominada conforme a ellos en un principio, lo cierto es que la calle adoptó pronto una idea de singularidad. La historia de su denominación es reflejo de las alternacias políticas del país durante el siglo XX. Durante la Guerra Civil fue denominada, en todo o en parte, como Avenida de la CNT, de Rusia, de México o de la Unión Soviética, si bien los madrileños, con agudo sentido del humor, preferían denominarla Avenida de los obuses, en recuerdo de las muchas bombas que los nacionales lanzaron sobre la calle durante el asedio a la capital. Los franquistas la rebautizaron, dándole el nombre del fundador de Falange: Avenida de José Antonio. Pero los madrileños siempre la conocieron como Gran Vía, tanto así que la decisión del Ayuntamiento, en 1981, de elevar a oficial la denominación popular no generó apenas polémica.

Durante la Guerra Civil sufrió asedio. En la inmediata posguerra, su imagen se convirtió en el reflejo de una España triste, casi mísera, pero al mismo tiempo también reflejo de la vida social, cultural y de espectáculos de la capital, desde entonces y hasta ahora. Los años sesenta y setenta la convirtieron en exponente del desarrollo y especialmente de la modernidad creciente que adquiría el país. De hecho, hasta época muy reciente, era la calle que concentraba la mayoría y los mejores cines de la ciudad, aparte de algunos teatros, usos declinantes hoy día ante un concepto urbano de ocio nuevo al que ya la Gran Vía le cuesta adaptarse.


Quienes han vivido o viven en Madrid, es difícil que esta calle no le evoque recuerdos, nostálgicos tal vez. Las ciudades, y las calles, como la Gran Vía, viven, claro está, en la memoria de los que las recordamos.